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  • Día de Cata # 11

    Un dia en la vida de Cata banner

    ¿Recuerdan la invitación a hacer paddleboarding que me hizo mi amiga? Bueno, el fin de semana pasado logré armar un plan familiar a la playa junto con ella y su familia. Ella tiene tres niños, un varón de la edad de Tomy, que jugaron a la pelota junto con otros amiguitos, y dos niñas más grandes, una de 8 y otra de 10, que se llevaron a Sofi para jugar como si fuera una muñeca. ¡Las mejores niñeras! A Julián no le cae muy bien el marido de Sabrina, pero le puso mucha energía al plan. Lo convencí por el lado de practicar deporte, y hasta le dije que si nos gustaba podríamos comprarnos una tabla, y que los niños  iban a disfrutar mucho del día también. Yo, lo que más quería en el mundo era pasar un día bajo el sol en el mar, porque, parece mentira, pero desde que vivimos en Miami hemos ido muy poco a la playa. Cuando aterrizamos en esta ciudad  fuimos conociendo gente, y era común que nos dijeran que casi no iban a la playa. De hecho las personas que vinieron a visitarme han conocido lugares a los que yo jamás fui. ¿Por qué será que cuando uno tiene las cosas tan cerca no las aprovecha? Aun tengo pendiente el Perez Art Museum, porque desde que soy mamá todos los museos que he visitado son para niños. Y la lista de lugares pendientes es larguísima. Muchas veces me dan ganas de ser turista en mi ciudad, o de ir de compras como todas las mujeres que vienen con sus maletas vacías para volver con exceso de equipaje, pero luego recuerdo que tengo que recoger a los niños del colegio, llevarlos a sus actividades, organizar la casa, respirar, y otras tantas cosas más, y se me olvida la idea de descubrir Miami como una turista. “Cuando los niños estén más grandes” es una de mis frases más pronunciadas.

    La cita con Sabrina y su familia era en la playa de Key Biscayne, en el complejo donde ella vive. Allí ellos tienen sus dos tablas, una grande y pesada, y una inflable que compró su marido para poder llevarla en el carro. Además, nos encanta esa playa, porque es tranquila y está llena de niños. Aunque descubrí que también hay muchas mamás atletas que lucen sus trajes de baño con frescura,  naturalidad y nada de complejos. No como yo, que desde que mi deporte de cabecera es manejar el carro, sufro cada vez que tengo que quitarme los shorts delante de otras personas. Julián dice que estoy espléndida, y si bien no estoy enojada con la balanza, el issue es la firmeza. Dicen que este deporte ayuda, y ese era mi motivación oculta para todo ese plan.

    El desafìo fue bastante menos complejo de lo que esperaba. La tabla era muy estable y el remo fácil de usar. Yo supe ser deportista en mi niñez y en mi adolescencia, jugué al tenis, salía a correr, después conocí el yoga, y después la falta de tiempo me convirtió en esta señora con pocas prendas deportivas en su clóset, pero la habilidad no se pierde, y eso me dio mucha alegría y confianza. Al punto tal que no me importó nada lucir mi traje de baño de dos piezas. Julián, luego de aguantar al marido de Sabrina por horas, vino a pedirme la tabla, y como vio que yo estaba tan entusiasmada, se quedó y remamos juntos. Muy divertido y muy romántico, pero no podía dejar a Sabrina a cuidado de todos los pequeños, así que duró poco el paseo de pareja.

    Durante la vuelta a la casa debatimos sobre la compra de la tabla inflable. A tomy le daba igual, a Julián le gustó, pero él es más del fútbol, a Sofi le gusta todo lo mismo que a mí, así que me apoyaba. Creo que la voy a pedir para mi cumpleaños, falta poco, y estoy cerca de los 40, help! Tengo este mar bellísimo y quiero disfrutarlo.

    ¡Hasta la próxima!

    Cata

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