Muchas de ustedes ya lo habrán vivido, muchas otras todavía no lo han experimentado. Esta semana tuve varios despertares y coincidieron con la primera graduación de mi bebe de 6 años. Si, es mi primera hija y por eso creo que me ha afectado tanto!

Todavía recuerdo cuando con una de mis más amigas  comenzamos a cuestionarnos el tema de la escolaridad temprana- jardín, guardería o nido -como lo llames tú.  Mi gorda divina tenía 12 meses y ya quería correr por el mundo, ansiosa comencé a hacer el “research” y las reuniones a jardines para averiguar que era lo que había disponible para potenciar todo ese entusiasmo y energía. Cuando cumplió 22 meses fue que me animé a anotarla tres horas dos veces por semana. No puedo quejarme, mi gorda lo tomó muy bien y parecía feliz en ese ambiente preescolar. Al siguiente año y ya en salita de 2 comenzó todos los días tres horas por día. Y ahi comenzó una vida nueva para las dos, nuevas amigas para ella y nuevas amigas para mi, nuevas actividades para ella y muchas otras actividades para mi. El vínculo que se generó con las mamás de la clase fue contagioso. Todas estábamos en la misma, mientras que nuestros niños estaban en clase, nosotras -trabajando o no- seguimos en la misma sintonía colaborando en actividades del aula y del jardín (Bake Sales, lectura de un libro, festejando el cumple con un pastel, bike day, carnival, y demás!). Un nuevo mundo pleno de actividades para todos!

Así pasaron salita de 3 y 4 años y finalmente llegamos a kinder. Las tareas comenzaron paulatinamente y lo que parecía un juego comenzó a tener más seriedad, con ello las primeras palabras comenzaron a aflorar. Recuerdo el primer libro que mi gorda me leyó solita, no fue hace tanto tampoco! Que emoción! Cómo pasó tanto el tiempo? Cuándo debería haber puesto PAUSE?

Sentada en la butaca esperando que comience la marcha de la “Graduación de Kinder” comencé a cuestionarme y querer apretar el bendito botón (Pause, todavía no lo encontré!). A penas comenzaron con la clasica marcha de graduación brotaron mis lágrimas. Les juro que no las podia contener, me sentía muy boba pero la emoción me gano y en ese momento sentí que las dos nos estábamos graduando. Esto era mi graduación también,  entramos juntas al jardín a descubrir mundos nuevos y nos las dos nos estábamos graduando de una etapa.

Estoy segura que a muchas de ustedes les ha sucedido lo mismo o pronto estarán por vivirlo.  A todas las que lo han experimentado en estas últimas semanas les deseo lo mejor para sus niños y  espero que ustedes lo hayan vivido con la misma intensidad y reflexión que yo. Creo que durante el verano podré prepararme para el desafío de primer grado. Y confío que mi amor, la seguridad de tenerme al lado y mi apoyo incondicional serán parte del impulso con el que mi gorda contará para seguir adelante como lo hizo en su primera etapa preescolar.

 Photo credit: ABC News

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